Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Utopía

En un tiempo en que se construyen nuevos muros, visibles e invisibles, en unas sociedades anestesiadas y acríticas, que se tambalean porque sus fundamentos han dejado de ser sólidos, cabe retomar la lectura clásica de las utopías y distopías.

La capital de la isla Utopía es Amauroto (del griego sin muros, o quizá oscuro). Se define como una comunidad pacífica donde se trabaja por el bien común, se respetan las libertades, y se gobierna por el Ademus (del griego sin pueblo). Parece ideal.

Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor. - See more at: http://albalearning.com/audiolibros/moro/carta.html#sthash.iALjsCQj.dpuf
Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor. - See more at: http://albalearning.com/audiolibros/moro/carta.html#sthash.iALjsCQj.dpuf
Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor. - See more at: http://albalearning.com/audiolibros/moro/carta.html#sthash.iALjsCQj.dpuLa Utopía de Tomás Moro está muy bien po
Sin embargo, esta isla se me hace un lugar insoportable porque Moro, en el segundo libro, dice que "siembran grano sólo para pan" (47), es decir, no para cerveza. ¡Pues un paraíso sin buena cerveza ya no me interesa! Creo que Chesterton estaría de acuerdo.

Quizá lo más bello que escribió el gran pensador inglés fueron las últimas palabras que escribió a su hija Margarita, desde la cárcel, poco antes de morir ejecutado por el rey Enrique VIII: "Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor". 


Así, cuando miro esas repúblicas que hoy día florecen por todas partes, no veo en ellas - ¡Dios me perdone! - sino la conjura de los ricos para procurarse sus propias comodidades en nombre de la república. Imaginan e inventan toda suerte de artificios para conservar, sin miedo a perderlas, todas las cosas de que se han apropiado con malas artes, y también para abusar de los pobres pagándoles por su trabajo tan poco dinero como pueden. Y cuando los ricos han decretado que tales invenciones se lleven a efecto en beneficio de la comunidad, es decir, también de los pobres, enseguida se convierten en leyes.


Tomás Moro, Utopía, 1516

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